El Infierno Pequeño y Obscuro | Inspiración y Proceso de Creación



Recuerdo el momento, pero no la fecha. Había comprado una tira de ledes que pegué detrás de mi mesa. Apagué las luces del techo y fui probando los diferentes colores espectrales que podía seleccionar en el control remoto incluido. La luz incidía sobre otra mesa más pequeña que soporta mi CPU y sobre las bases en donde descansan las bocinas estéreo que tanto me han ayudado en la creación de mi contenido. 
La luz roja de la tira de ledes era muy atmosférica. Me sentía en algún rincón del infierno. Así que no tardé mucho tiempo en sugestionarme a escribir algo desarrollándose allí.

La luz led roja llenando mi alrededor en la obscuridad fue el primer detonante para la historia. El segundo fue mi miedo a la obscuridad. Luego de tener encuentros con seres sombra y otros parásitos astrales, sí. Duermo con la luz “agradablemente” encendida. Pero, específicamente, el detonante fue por una vez que desperté en la obscuridad, desorientado. ¿Estoy en casa? ¿Dónde estoy? Había descansado la cabeza sobre la almohada un par de minutos y luego desperté en la negrura perpetua de la noche. Las cortinas cerradas y las luces apagadas de toda mi casa me sumergían en una obscuridad asfixiante. 
[Algo así, pero en rojo. Sígueme en Instagram >:)]


Fuera de estas dos cosas, no planee nada. Allí estaba la historia. Y de ese hilo fui tirando hasta escribirlo todo en una sola tarde.

Pero la corrección fue muy diferente. Me tardé una cantidad vergonzosa de tiempo en corregir la historia a un nivel en el que pudiera dejarla fuera de mi mente una temporada, regresar a ella y no sentir que quisiera cambiarle una sola coma. ¡Mucho tiempo, Dios santo! Corregir es el verdadero infierno de la escritura. Como diría Carmen, de Aquelarre, “Escribir es vagar por el infierno. La corrección es emprender el camino de salida, pero de rodillas”.

Sobre el video.

Vaya que necesito una computadora nueva. Mi equipo actual fue adquirido en 2010, y en su momento era una máquina muy capaz. Un procesador de cuatro núcleos a 3.2ghz daba para mucho. Pero la cosa es que todo evoluciona. El programa que utilizo para editar video pide en requerimientos mínimos una tarjeta gráfica que salió en el 2012. Y se nota.

Mi proyecto ha sido “limitado” por mis circunstancias actuales. El dinero que gustosamente habría pagado por las ilustraciones tuvo que irse a otro lugar (que esperemos empiece a tener réditos próximamente, Amara 2 “Hermoso departamento Independiente”, ja).

Aunque el video tiene “solamente” el efecto de cambiar de color cuando habla el narrador (verde), el malo (rosa) y el otro malo (azul), mi computadora complicó el proceso hasta el último minuto. A mi parecer, reproducir tres capas de video simultáneamente e ir cortando lo que necesito no es exigir demasiado. Pero lo fue. 

Tres capas de video y cortar, eso era todo.

Ya había hecho el mejor audio posible, sólo tenía que hacer un sencillo video, con las ondas de colores como protagonistas.

1) En mi proyecto de Adobe Audition seleccioné solamente la pista que contenía el diálogo. Y lo exporté como WAV a 32bits.

2) Usé un programita ya descontinuado (oficialmente desde 2018) llamado Sonic Candle, que es mi única alternativa gratuita para conseguir un video de la forma de onda de un audio. Elegí el color de la forma de onda (verde), el estilo, y el fondo. Y al dar en renderizar me dio error. No pasa nada. Fue mi culpa por guardar a 32 bits, pues es incompatible. Regresé a Adobe Audition y exporté el diálogo a 16 bits y Sonic Candle dijo que todo estaba bien ahora sí.

Hice lo mismo otras dos veces para obtener la onda rosa y la azul. Entonces tuve tres videos de 14 minutos.

3) Abrí Hitfilm, que es mi editor de video gratuito, muy capaz, y además lo corre mi máquina…

Bueno, la cosa es que Hitfilm no me abrió. Salió un mensaje de error diciéndome que “No se había encontrado OpenCL.dll” en mi computadora. El mensaje sugería que quizás si reinstalaba Hitfilm, el problema se solucionaría. Hmmm. Desinstalé Hitfilm. Yo tenía la versión 14 y la que bajé ya era la versión 16. Excelente. Una oportunidad para estar al día.

Pero Hitfilm 16 desplegaba el mismo mensaje de error. Esta no era la primera vez que me había pasado. Ya había solucionado esta falta de OpenCL.dll anteriormente. Y ahora, luego de hacer un par de videos, el error había regresado. 


Busqué la solución en YouTube. Ninguna instrucción me daba buena espina. Era meterle archivos al system32, y no quería arriesgarme a un ransomware. Además, eso fue lo que hice la vez pasada y seguía en las mismas. Y los virus no son un juego. Una vez, por buscar tipografías ilegales, pesqué un virus que fregó mi disco duro.

Encontré en una página la recomendación de desinstalar los controladores de la tarjeta gráfica en “Administrador de Dispositivos”. Y que una vez desinstalado, reinicias la pc y los controladores se vuelven a instalar solos, y el OpenCL.dll se restaura por arte de magia. Va. Eso hice.

Antes de desinstalar los controladores, abrí el programa de Nvidia para buscar actualizaciones. Mi tarjeta gráfica es, ya lo dije, del 2010. Una flamante gtx 460. Quizá tener la tarjeta actualizada arreglaría el error. Pero me entraron más dudas. Hace varios años mi tarjeta gráfica sufrió un colapso nervioso cuando le instalé unas actualizaciones, y mi computadora ya no prendió. Tuve que llevarla con un técnico. Pero bueno, el que no arriesga no hace sus videos de YouTube. Pero descubrí que he tenido la actualización más reciente desde el 2018. Mi tarjeta gráfica, tan buena ella, ha vivido ausente de un ojo protector desde hace dos años.

Desinstalé los controladores de mi tarjeta y nada extraño sucedió. Creo que sólo se desactivó la “Luz Nocturna” que cuida mis ojos volviendo rojiza la pantalla por las noches. ¡Bien!, me dije. Pero al reiniciar la computadora, la resolución de Windows dio un bajón ridículo, estirando todo en mi monitor ultra ancho. La pantalla se llenó de los íconos agigantados de mis documentos que tengo en el escritorio. Los controladores no se reinstalaron solos, como prometieron. No pasa nada. No me arrojé al pánico. Quizá porque era de madrugada y estaba muy cansado para eso. Abrí de nuevo el programa de Nvidia y busqué actualizaciones. Se descargaron y todo regresó a la normalidad.

Y Hitfilm abrió por fin.

Seguramente los estoy aburriendo con todos estos detalles. Pero me parece fascinante que a veces la vida te pone reto tras reto para probarte. Cada cosa ridícula que podía salir mal parecía salir mal.

4. Ahora… ya tenía Hitfilm abierto. Importé mis imágenes, audios y los videos de ondas de colores. Tengo los archivos nombrados como 1, 2, 3, para irlos poniendo en ese orden. “1” es mi intro de tres segundos, «Producciones Amara». “2” es el clip corto que te implora amablemente que escuches con bocinas o audífonos, porque mi trabajo y el de todos los que se preocupan por ofrecer la mejor calidad en sus producciones se sentirán validados. Etc. 


Entonces llevé el clip principal, el video con la onda verde, a la línea de tiempo. Y descubrí que estaba corrompido. El clip no se reproducía, quedaba pausado, desplegando una imagen de ruido estático. Me acordé de que esto ya me había pasado la vez anterior, cuando hice el video de El Gato Negro. Antes Hitfilm no tenía inconveniente en leer el video en formato mp4 que me creaba Sonic Candle. Pero ahora sí. Y lo había olvidado por completo.

Para que el video de Sonic Candle funcionara para El Gato Negro, había encontrado un programa llamado HandBrake que convertía videos de un formato a otro. Entonces fui transformándolos en HandBrake a un mp4 compatible. Se tardaba 10 o 15 minutos con cada uno. No mucho, pero igual era perder el tiempo haciendo nada, dando vueltas en mi silla. Y mientras se convertían, pensaba que la situación ya se había tornado ridícula, con tanta piedra en el camino intentando detenerme o frustrarme.

5. Cuando por fin tuve los tres videos ya compatibles, y los puse uno sobre otro en las pistas, descubrí que el proceso de ir cortando los clips, tan sencillo en mi mente, se complicaba por el limitado poder de mi computadora.

No podía juzgar bien el momento de hacer los cortes porque lo que veía no se sincronizaba con lo que escuchaba. Tenía que esperar el momento en que un personaje se callaba, y luego desplazarme casi cuadro por cuadro al momento donde la onda se aplanaba por completo para hacer el corte. Sólo así podía ser preciso.

Como trabajo con un temporizador físico de cuerda, puedo asegurar que por cada 25 minutos de trabajo hacía 4 minutos de edición. Hora y media en algo que pensé sería de 15 minutos.

6. La risa de Arthur no estaba presente en el video de Sonic Candle. Como no estaba en la pista principal de Adobe Audition, sino repartida en varias para crear el efecto de que “viene de todos lados”, no quedó guardada.

La onda rosa, que hemos asociado con la voz de Arthur, permanecía plana cuando la risa se alzaba estrepitosa por todas partes. Se sentía mucho su ausencia. Así que volví a abrir la multipista de Adobe Audition, seleccioné todos los clips de la risa macabra y la exporté a 16 bits. El audio lo transformé a video con Sonic Candle, y el video lo pasé a HandBrake para hacerlo compatible. Y volví a editar en Hitfilm una última vez. 

Tuve que bajar mucho en mi correo para rescatar esta mal utilizada imagen que @superpapersam me hizo hace unos años.

Este es mi primer video en el que he agregado un cartel de despedida. Un “Muchísimas gracias por escuchar” y dos redes sociales. Y me ha gustado lo sencillo que se percibe. Porque, en serio. Gracias por escuchar.


Y algo más…


Para terminar, quiero hablar un poco sobre la increíble diferencia que hay entre lo que escucho en mi computadora y lo que escucho en YouTube. Usando las mismas bocinas, puedo asegurar que YouTube limita el audio, quitándole mucha vitalidad.

Primero lo noté por la diferencia tan drástica entre las canciones que escucho en Spotify y la misma canción en el canal oficial del artista en YouTube. Obviamente los artistas desearían que su sonido se escuchara lo mejor que se puede. Pero YouTube limita el nivel de ruido y el rango dinámico, volviéndolo menos emocionante.

En mi computadora yace el archivo con la máxima calidad a 32 bits, formato WAV. Pero incluso transformándolo a 16 bits y mp3 de 160kbps (lo que usa YouTube), el sonido se escucharía increíble todavía. Vivo. Enérgico. Poderoso. Pero YouTube aparte de comprimirlo, lo limita, lo normaliza y quién sabe qué más.

Quizá sea para que “Tu experiencia en YouTube sea la misma en todos los videos”. Pero es una verdadera pesadilla. Y más extraño aún es descubrir que, si usas algún programa o página web para descargar el video de YouTube (o sólo el audio), la calidad sigue viva y poderosa, como debería ser. Entonces debe ser algo que sucede en el reproductor. Una catástrofe, sin duda.

La recomendación que vi era que tu música debería incluir momentos de silencio porque si la canción es dominada por el ruido y los sonidos bajos (subwoofer), el audio se comprimirá bastante. Pero si tienes sonidos susurrados, o partes donde hay silencios, YouTube se ve obligado a no comprimirlo ni limitarlo tanto para preservar esos detalles. Si todo es ruido, la limitación es mayor.

Pero lo mío es una narración, y naturalmente hay partes de silencio. Y aun así el sonido bajó su intensidad. No mucho, he de admitir. Pero ciertas partes, que para mí eran “impactantes” fueron reducidas a “ja, se oye bien”. La risa maniaca, por ejemplo, daba auténtico miedo. La intención era que el sonido fuera fuerte a niveles desagradables, para sentir que quieres bajar el volumen, así como Gerardo Saldaña deseaba dejar de escuchar. Pero YouTube hizo lo suyo, y la risa quedó fuerte, pero no incómodamente fuerte. ¡Vaya basura! 

Anexé a mis reglas de audio este nuevo paradigma. Pensar en lo eterno y hacer una copia para lo pasajero (YouTube).

Espero vivir en un futuro donde YouTube te de la opción de apagar o prender la limitación. Que uno pueda elegir si quiere el sonido adulterado y falto de vida que fuerzan en todo el contenido de la plataforma. O escucharlo lo más fielmente posible a como el creador lo diseñó. Vaya fantástico mundo… O mandarlos al cuerno y abrazar la nueva plataforma que no hará esta atrocidad, una más amigable con el creador y que todos estamos ansiosos de que surja del obscuro abismo en el que se encuentra descansando. Ya veremos. 

***


Mi próximo proyecto, creo, será sobre un náufrago en una playa de Tasmania que sobrevivió a un avionazo. Ya lo tengo escrito. Y según yo, bastante corregido. Pero eso pensé de El Infierno Pequeño y Obscuro hasta que me propuse “corregirlo una última vez” antes de grabarlo. Y eso me demoró de nuevo. Sí, todo se percibe diferente cuando sabes que vas a dedicar mucho tiempo a estar sentado trabajando, y que tu proyectito será escrutado por otros. Entonces, sí. ¿Cuándo? Ya veremos, ya veremos.

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