Favoritos

Estos son algunos de mis libros favoritos. En cada uno explico brevemente por qué son tan especiales para mí.

Nota. Como Asociado de Amazon gano dinero por compras calificadas. 

El Gran Gatsby, de Francis Scott Fitzgerald.


Es la historia en primera persona de un hombre joven e inteligente que atraviesa un importante periodo de transición, el final de sus veintes, y la prosa lo refleja.

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El autor no pierde el tiempo. En las primeras dos páginas el protagonista nos dice sutilmente quién es él, su personalidad, sus orígenes, un atisbo de Gatsby y la razón de por qué lo maravilla tanto.

Al ser primera persona uno tiene que preguntarse, ¿Nick es objetivo o su mente se nubla por los sentimientos ligados a sus recuerdos? Cada libro que recomiendo aquí me ha enseñado a escribir mejor. Noté, por ejemplo, una excelente manera de responder a una pregunta cuya respuesta es trivial.

Mira el siguiente diálogo (ajeno al libro).

—¿Y en qué escuela estudió?
Se lo dije.
—¡Ah! Es uno de los nuestros.

Ese “Se lo dije” es todo lo que necesitamos. La respuesta no es importante, así que sólo ponemos “Se lo dije”, y nos ahorramos información innecesaria. Nuestra prosa es más fluida ahora, se lee más rápido.

Al leer El Gran Gatsby quise escribir como Fitzgerald, fluido, simple y sofisticado. Sus personajes son personas, interactúan en un mundo como el nuestro, nada es blanco y nada es negro. Nick Carraway las va mostrando poco a poco hasta englobar el rango completo de las emociones humanas y su complejidad lo más nítidamente posible. Es una novela a la que siempre regreso para maravillarme.



Matadero Cinco, de Kurt Vonnegut.


Viajes en el tiempo, extraterrestres, libre albedrío.

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Narrado en segunda persona, un tercero observa y relata la vida de un compañero de guerra que involuntariamente viaja por el tiempo. “Billy Pilgrim ha visto su nacimiento y su muerte muchas veces, según dice, y viaja al azar hacia cualquier momento de su vida. Eso dice”.

Habla sobre la tragedia de Dresde, peor que Hiroshima y Nagasaki. Billy Pilgrim está en la guerra, está casado, está viudo, está siendo secuestrado por extraterrestres. Billy Pilgrim abre una puerta y al cerrarla está devuelta en la guerra. La tragedia de la vida es presentada por momentos congelados en el tiempo que están destinados a ocurrir, porque ya ocurrieron, porque están ocurriendo en este preciso momento.

Billy sabe que nada puede cambiarse porque ya ha visto las cosas suceder una y otra vez. Es una historia sobre la aceptación de lo que nos pasa, pero el libro jamás te echará en cara el razonamiento. Sólo presentará los hechos. Lo trágico y lo cómico que es la vida. Un momento gracioso da lugar a una cosa terrible, y viceversa. Y no son malas ni buenas, son sólo cosas que pasan. Así es.

Sobre la edición que tengo, ojalá existiera una mejor. Un libro cuyas hojas no parezcan mecanografiadas. La tipografía es vieja y algunas letras se escurrieron o son manchas de tinta. Al ser una novela tan corta, los márgenes superior e inferior son exagerados para abarcar más páginas. Yo habría preferido letra más grande. Pero es la única versión disponible en español que tenemos y se lee sin problemas.



La Naranja Mecánica, de Anthony Burgess.


Es una aventura lingüística con un estilo definido y original. El glosario de palabras “inventadas” enaltece el mundo ficticio del protagonista, Alex, capaz de una maldad terrible con tan sólo 15 años de edad.

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Destaco la enseñanza que me dejó sobre la prosa, que bien usada tiene ritmo como la música. La aliteración y la repetición de palabras vuelven a los párrafos y páginas divertidos de leer.

Me dejó también, por ejemplo, lo fuerte e inmersivo que puede ser el cambio de perspectiva en la descripción. La novela es en primera persona, pero Alex a veces describe lo que sucede desde el punto de vista de un tercero, y esto para mí vuelve al suceso más real.

Ejemplo. Alex y su grupo de amigos acechan a un anciano. Alex dice:

—Veo que llevas unos libros bajo el brazo, hermano. Realmente, es un placer raro en estos tiempos tropezar con alguien que todavía lee, hermano.
—Oh —dijo, todo agitado—. ¿De veras? Ah, comprendo. —Y siguió mirándonos, y se encontraba en medio de un grupo muy sonriente y cortés.

El grupo “sonriente y cortés” son Alex y sus amigos que lo tienen rodeado como leones a su presa. La prosa que le antecede crea una urgencia por este anciano. Sabemos que está por pasarle algo terrible.

La Naranja Mecánica es una historia sobre el libre albedrío. Sobre la juventud descarriada y su inminente etapa de madurez, quizá. Ser bueno por elección propia, y no por algo externo que nos vuelva buenos. Si no podemos elegir, ¿no nos convierte eso en máquinas? Sobre si es acaso preferible la maldad porque se elige a la bondad implantada. Las andanzas de Alex son divertidas de leer.



El Club de la Pelea, de Chuck Palahniuk.


Este es un libro muy especial para mí. Un buen amigo me preguntó si había visto la película. Me la recomendó varias veces, pero le dije que “no me gustaban las películas de deportes”. Mi amigo, con su temperamento corto y explosivo, me explicó a su manera que la película no era de eso. No quiso decirme nada de la trama, dijo que la viera. Mi grupo de amigos y yo terminamos viéndola en mi casa, rentada en Blockbuster. Tenía razón. No es sobre deportes jajajajaja.

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Me impresionó tanto que, cuando supe que era un libro, tenía que tenerlo. ¿Cómo podría existir algo tan explosivo, ácido e impresionante en forma de libro? Necesitaba saber cómo estaba escrito.

Leer el libro fue para mí el punto detonante donde supe que yo debía ser escritor. Criado con Harry Potter, ya estaba convencido de tener amigos encerrados en los libros. Seguir a Harry, Ron y Hermione en 7 libros, conocer constantemente sus pensamientos (sobre todo la relectura donde acabé la saga en 2 meses o menos) me hizo conocer esa dimensión de cercanía con personajes ficticios que no existe en ningún otro medio, cercanía que las películas de Harry Potter jamás podrán igual, ni siquiera acercarse. Yo ya amaba la lectura, pues. Y tenía el gusanito de ser escritor entonces. Pero El Club de la pelea lo confirmó para mí. Me mostró que el medio no está muerto, ni siquiera herido. Que la prosa podía ser mucho más de lo yo estaba acostumbrado. Que existen maneras de ordenar palabras que forman oraciones capaces de desmayarte, marearte, sorprenderte de verdad. Que puedes ir al grano y armar un libro sólo con cosas interesantes.

El Club de la Pelea trata sobre un hombre aburrido con su vida simple. Su insomnio lo ha vuelto un zombi. Para sentir algo, cualquier cosa, se mete a grupos de ayuda donde puede conocer gente que de verdad tiene problemas, que de verdad está jodida, y así hacer un contraste con su propia existencia y darse cuenta de que él no está tan mal. Incluso logra llorar en las sesiones, y cuando llora puede dormir. Todo se complica cuando llega una chica como él, Marla, que no está enferma ni está muriendo. Y mientras ella esté en los grupos, no puede llorar porque la mentira de la chica refleja la suya, y otra vez vuelve el insomnio. Su departamento estalla en una bola de fuego, y sin lugar en donde quedarse, va con su amigo Tyler, que conoció en la playa recientemente. La manera de pensar de Tyler sacudirá la vida del protagonista.

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