Stephen King "Mientras Escribo": Consejos para ser un buen Escritor. Parte 2

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(4 a 6)

4.- ¿De qué escribirás?


¡De lo que te de la gana! Lo que sea. Mientras cuentes la verdad.

Si te gusta algo, querrás escribir sobre eso. No lo reniegues.

La narrativa consiste en descubrir la verdad dentro de la red de mentiras de la ficción.

Una manera de que el lector se sienta dentro de la novela o en el cuento es que oiga ecos muy fuertes de lo que vive o piensa.

La gente que compra libros no se guía por el mérito literario. Quieren una historia entretenida para el avión, algo que los cautive desde el principio, que los absorba y los impulse a girar la página.

Imitar un estilo es una manera legitima de empezar a escribir. Cada fase del desarrollo del escritor está marcada por alguna imitación.

Escribe lo que quieras, infúndele vida y singularízalo vertiendo tu experiencia personal de la vida, la amistad, relaciones humanas, el sexo y el trabajo.

A la gente le encanta leer sobre el trabajo, no sé por qué, pero es así.


5.- Las Novelas Constan de Tres Partes


Uno.- Narración: Hace que se mueva la historia de A a B y por último hasta Z.

Dos.- La Descripción, que genera una realidad sensorial para el lector.

Tres.- El Diálogo, que da vida a los personajes a través de sus voces.

La Trama no figura, no queda en ninguna parte.

La Narrativa se hace prácticamente sola.


Para Stephen King, la trama es el último recurso del escritor y la opción preferente del bobo. La historia que nazca tiene muchas posibilidades de quedar artificial y forzada.


  • Deseas poner a un grupo de personajes en alguna clase de aprieto y ver cómo intentan salir. Tu trabajo no consiste en ayudarlos a salir, ni en manipularlos para que queden a salvo, si no en observar qué sucede  y transcribirlo.

Las historias son reliquias, fragmentos de un mundo preexistente que no ha salido a la luz. El trabajo del escritor es usar las herramientas de su caja para desenterrarlas lo más intactas que se pueda. A veces aparece un fósil pequeño, una simple concha. Otras es enorme: Un Tyrannosaurus Rex con todo el costillar y la dentadura. Tanto da que salga un cuento o un armatoste de mil páginas porque en lo fundamental las técnicas de excavación son las mismas. 

Por bueno que seas, por mucha experiencia que tengas, es muy difícil que saques  todo el fósil sin alguna rotura o pérdida; hasta para desenterrar la mayoría de las piezas es necesario cambiar la pala por otras herramientas más sutiles. La trama es maquinaria pesada, el martillo neumático del escritor. No te discuto que sirva para desenterrar un fósil de las rocas, porque es evidente, pero tampoco me discutas tú que rompe casi tanto como extrae. Es torpe, mecánico, anti creativo.

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Primero está La Situación

Luego vienen los personajes, que al principio siempre son planos, sin rasgos distintivos. 

Una vez que se han fijado ambos elementos en mi cerebro, empiezo a constar la historia. 

A menudo vislumbro el desenlace, pero nunca he exigido a ningún grupo de personajes que hagan las cosas a mi manera. Al contrario; quiero que vayan a la suya. En algunos casos el desenlace es el que tenía previsto; pero en la mayoría surge como algo inesperado. Gran ventaja para el novelista de suspense resulta que además de ser el creador de la novela, actúa como su primer lector; y si yo mismo, que lo veo por dentro, no consigo prever con un mínimo acierto en qué dará el enredo, puedo estar casi seguro de que el lector empezará a girar las páginas como un poseso. Además ¿Qué sentido tiene preocuparse por el final? ¿De qué sirve estar tan obsesionado con controlarlo todo? Algo, tarde o temprano, siempre pasa. 

Casi todas las situaciones interesantes pueden exponerse mediante una pregunta en condicional:
¿Y si los vampiros invadieran un pueblito en Nueva Inglaterra? (El misterio de Salem's Lot)
¿Y si en un pueblito apartado de Nevada enloqueciera un policía y empezara a matar a cualquier persona que se cruzara en su camino? (Desesperación)
¿Y si una asistente sospechosa de haber asesinado imprudentemente a alguien (su marido) fuera acusada de un homicidio que no ha cometido (el de su jefe)? (Dolores Claiborne)
¿Y si una mujer se quedara encerrada en un coche averiado con su hijo pequeño por culpa de un perro rabioso? (Cujo).
     Se trata, en todos los casos, de situaciones que se me ocurrieron (en la ducha, conduciendo, durante mi paseo diario...), y que acabaron convertidas en libro. La dependencia del esquema argumental es nula, ni un solo apunte en un papelito, aunque haya algunas historias (la de Dolores Claiborne, por ejemplo) casi tan complicadas como las del género policíaco.

Ten presente que entre historia y esquema argumental hay una diferencia enorme. La primera es honrada y de fiar mientras que el segundo es sospechoso y conviene someterlo a arresto domiciliario. 

Claro que todas las novelas que he resumido pasaron por un proceso editorial de lima y enriquecimiento, pero casi todos sus elementos existían desde el principio. «La película ya tiene que ser película antes del montaje», me dijo una vez el montador Paul Hirsh. Lo mismo pasa con los libros. Dudo, salvo excepciones, que la incoherencia o la falta de interés narrativo puedan corregirse mediante algo tan secundario como la revisión.

La Sinceridad Narrativa compensa muchos defectos de estilo. Mentir es la falta máxima e irreparable. 


6.- A Describir bien se aprende si lees y escribes mucho.


No sólo es cuestión de cómo sino de cuanto. La respuesta al cuento te la dará la lectura, y la de cómo, páginas y páginas de escritura. Sólo aprenderás practicando. 

Primer paso: La visualización de lo que quieres hacer vivir al lector.
Último paso: Trasladar a la pagina lo que ves en tu cabeza. 

¿Quién no ha oído: "Fue genial ¡Es que no puedo describirlo!"? Si quieres ser buen escritor, estás obligado a poder describirlo, y de una manera que comunique reconocimiento al lector. 

Una descripción insuficiente deja al lector perplejo y miope. El exceso de descripción lo abruma con detalles e imágenes. El truco es encontrar un buen punto medio. También es importante saber qué describir y qué descartar en el proceso principal, que es contar algo. 

La descripción exhaustiva de la indumentaria es irritante. Si tengo ganas de leer descripciones de prendas ya pediré un catálogo. Prefiero dejar que les ponga cara y cuerpo (y ropa) el lector.

Concedo más importancia al escenario y el ambiente que a la descripción de personajes. El lector se siente dentro de la historia así. 

La descripción física NO debe ser un atajo hacia la personalidad. Ahórrense los "ojos azules e inteligentes" del protagonista. Es ejemplo de mala técnica y escritura perezosa, el equivalente de los pesadísimos adverbios.

Una descripción acertada suele componerse de una serie de detalles bien escogidos que lo resumen todo.


En la mayoría de los casos serán los primero que se le ocurran al escritor. Luego, si te entran ganas de cambiar, añadir o quitar detalles, adelante, que para eso se ha hecho la revisión, pero creo que en casi todos los casos los detalles que se visualizan en primer lugar son los más fidedignos, además de los mejores. 

Muchas veces, cuando un lector deja un libro a medias se debe a que el autor quedó fascinado por sus poderes de descripción, perdiendo de vista su prioridad, que es que no se pare la película. 

El uso del Símil Zen es una trampa del lenguaje figurado, pero no la única. La más habitual (y repito que caer en ella suele deberse a la falta de lectura)  es el empleo de símiles, metáforas e imágenes que caen dentro del tópico «Era hermosa como un sol», «Bob luchaba como un tigre». No me hagas perder el tiempo (ni el de nadie) con recursos tan manidos. Quedarás como un vago o un ignorante. Ninguno de los 2 calificativos será beneficioso para tu prestigio de escritor.

La clave de una buena descripción empieza por ver con claridad y acaba por escribir con claridad, mediante el uso de imágenes frescas y un vocabulario sencillo.


Ocurre con la descripción lo mismo que con todos los aspectos del Arte Narrativo: Que aprenderás practicando, pero la práctica, por sí sola, nunca te llevará a la perfección ¿Por qué iba a hacerlo? ¿Qué gracia tendría? Y cuantos más esfuerzos hagas de claridad y sencillez, más aprenderás sobre la complejidad del idioma. Practica el arte, recordando en todo momento que tu oficio es decir qué ves, y sigue la historia. 

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