De Sueños se Vive #2

Amara, Kristen Dunst, sueño
   
Sábado 12. Dormí en la tarde. He tenido el sueño más extraño. Siempre es así supongo. El sueño más reciente siempre le gana en rareza al anterior.

El sueño se diluye.

No alcanzo a recordar todos los detalles. Pero recuerdo los lugares, las personas, algunas conversaciones.



Estoy en una tienda departamental. Es un lugar muy grande y hay un aparador en forma de pentágono. Me reúno con otras personas y casi estoy seguro de que planeamos un atentado. Somos tal vez diez en total. No recuerdo haber hablado con ellos, pero estuvimos juntos en un habitación a poca luz dentro de la tienda departamental: Un lugar techado y con arcos en su estructura que hacían de entradas.

En ese cuarto había unos muebles que imagino eran usados para descansar después de deambular en los pasillos tanto tiempo. Nosotros los habíamos acaparado todos. Nos encontrábamos a unos cien pasos de aquel aparador pentagonal. Las otras personas conversaban entre ellas en voz baja, sin entender yo una sola palabra. Afuera del cuarto las personas compraban en la tienda, caminando sin ninguna preocupación.

Estamos descansando porque algo sucede con aquella tienda en forma de pentágono. Hay un loop.

Yo iba a la tienda pentagonal, que sólo vendía adornos, bisutería, joyas y pulseras de poco valor. Y cuando iba,  ¡no recuerdo porqué!  —o sobre qué—, pero fallaba. Fallaba en algo y entonces volvíamos todos a ese cuarto poco iluminado. Se hacía un loop.

Loop: Bucle. Secuencia de instrucciones que se repite mientras se cumpla una condición prescrita. 

El loop se había repetido ya varias veces. Más de dos al menos. Era como cuando en un videojuego mueres y te regresan al principio para que lo intentes de nuevo. Cuando pasa esto, los enemigos del juego no te recuerdan, nunca te habían visto. Todo es nuevo para ellos. Esto que vivíamos en la tienda departamental era una especie de reseteo y sólo las personas en ese cuarto mal iluminado lo sabían.

Recuerdo que en uno de esos reseteos hablaba con mi mamá.
Si.

Mi mamá era una de esas nueve personas además de mí que estábamos en la tienda, ubicados bajo el siniestro abrigo de una habitación mal iluminada. No recuerdo qué palabras intercambié con ella.

Me empezaba a impacientar. No quería volver al punto de reinicio, al cobijo de la estancia amueblada y sin buena luz una vez más. Descubrí la razón de estar allí, y por tonto que suene, debía encontrarme con alguien, pero siempre me equivocaba. Me equivocaba y volvía al principio.

La persona con la que debía hablar siempre variaba. Fui de nuevo a los alrededores de aquella tienda pentagonal. Había una chica que no usaba maquillaje. Me imagino que tendría entre 17 y 20 años. La miré muy bien y se parecía a Kristen Dunts pero su presencia me hacía sentir en compañía de mi amiga Adriana. No recuerdo su atuendo, pero el único color que parece ser cierto en mi cabeza es el blanco. Un vestido blanco. Se veía radiante y aún así muy sencilla. Miraba el aparador y yo solo podía contemplar su intrínseca belleza.

blanco y negro, sueño, aves, centro comercial

Ciertos rasgos de Kristen Dunst estaban presentes en aquella persona del centro comercial, mas unos cuantos rasgos de mi amiga Adriana, como su tono de piel pálido muy específico, y si la tocabas, su piel era cálida. Suponía que la suya era igual. La interrumpí de su observación a la vitrina. Le hablé apresurado, temiendo que el loop se repitiera. Le dije sin disimulo que yo creía que ella era hermosa. Incluso hasta mencioné su piel blanca y lo mucho que me gustaba. Me apresuré a pedirle perdón por decirle aquello tan raudo.

Las cosas que dije las dije sinceramente.

Ella dijo que no había problema, que así estaba bien, que eso era bueno y empezamos a platicar. Me sonreía y yo por los nervios también. Sentí que el loop ya no volvería. Mientras manteníamos nuestra conversación, detrás de ella pasaron dos miembros consientes del loop, alejándose, los cuales antes de desaparecer me vieron fijamente y sentí que los había complacido de alguna forma.

Detrás de mí también pasó una chica. Alguien que conozco y todo fue muy extraño. A ella sólo la vi de reojo —ni si quiera estoy seguro de si era ella, pero esa fue la impresión que me dio en el sueño—. Esa chica me gusta, y se apareció en mi sueño sólo para incomodarme.
   
Estoy enojado de no poder recordar qué aconteció.
Todo se vuelve muy confuso.
Niebla.

Unos se convertían en búhos, otros en palomas y demás especies que no sabría nombrar Pero no tengo duda de que lo siguiente que voy a explicar guarda continuidad, aunque no tenga idea de cómo: Estamos en una plataforma tan ancha como una avenida. Estamos sobre el cielo. Puedo ver nubes a los lados, a mi alrededor. Tengo una visión clara de un área por la cuál puedo caminar y que parece muy urbana.

Hay una persona a quién rendimos cuenta, un jefe. No sé si era parte del plan o si algo salió mal, pero los miembros que estábamos haciendo lo que fuera que hacíamos en la tienda departamental, súbitamente fuimos convertidos en aves de diferentes especies. ¿Era un castigo? ¿Hice algo mal?

Unos se convertían en búhos, otros en palomas y demás especies que no sabría nombrar. Yo también me transformé y fue instantáneo, aunque no hay forma de saber en qué. Volé por los alrededores como un ave debe hacerlo, sin sentir vértigo, alejándome del área urbana y pasando cerca de tubos y cornisas. Jamás vi aletear mis alas desde mi perspectiva. Volé junto con otras aves y recuerdo sentirme vigoroso. Esto no pudo ser un castigo. Mi mamá también se transformó en ave, y aunque sí la vi en el momento de su cambio, no puedo recordar la apariencia.

No se que pasó con la doble de Kristen Dunst.

Ahora otro lugar.
Imagina la vista que se tiene desde el interior de un avión cuya compuerta de carga permanece abierta, lista para que los soldados se lancen en paracaídas. Yo en mi forma de ave contemplo ese cuadro y a un hombre envuelto en sombras que me da instrucciones.

Desearía recordar con más detalle.
Publicado originalmente: 13/01/13

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